viernes, 14 de mayo de 2010

DISPAREN AL PIANISTA


¿Dónde termina el derecho a pataleo del público? ¿Dónde empieza el irrespeto? Anoche, en su estreno en el Festival de Otoño en Primavera de Madrid, el equipo de artistas del burlesque parisino que presentó Coeurs Croisés, de Philippe Decouflé, en el Circo Price, fue abucheado por un sector del público. Era pequeño pero ruidoso. A mí, con tantas cosas vistas en este planeta, ya no me escandaliza nada pero el bochornoso abucheo invita a reflexión. Vale, cualquiera podrá decir que cuando se estrenó La consagración de la primavera de Nijinsky en París no solamente hubo abucheos sino una trifulca en la que volaban las butacas desde el balcón al patio de butacas, pero eso fue hace cien años y la anécdota, quizá inflada y deformada por el tiempo, es hoy graciosa. Pero la danza ha evolucionado y el público también (aunque cabe recordar que a Pina Bausch le gritaron farsante y le pidieron a todo grito que "bailara" en el también madrileño Teatro Real cuando trajo Nelken hace una década). La reacción de anoche fue inmerecida. Puede que Coeurs Croisés guste o no (a mi me encanta, de hecho, es mi portada de este número de mayo-junio, que podéis ver en mi space http://www.susy-q.es/) pero ahí estaban unos artistas que se la habían jugado y se habían desnudado (nunca mejor dicho) ante el público, intentando ofrecer una lectura nueva y reinventada del viejo show de striptease para mirones. Fue lo que prometieron. Y fue lo que ofrecieron, con gracia, encanto, sinceridad y honestidad. Pudo gustar o no, pero no había engaño. El programa de mano no decía que estos simpáticos pacticantes del burlesque iban a bailar como Tamara Rojo. Tampoco decía que fuera un espectáculo de la DCA, la compañía de danza de Decouflé ni que el coreógrafo pretendiera con su show montar una coreografía con los rigores de Petipa. Y me sospecho muy mucho que esa parte del público estaba esperando lo que nadie le había ofrecido. Ojalá haya sido eso y no lo peor, que el abucheo tuviera que ver con posturitas morales porque aparecían completamente desnudos (en un show sobre el striptease lo pornográfico sería que aparecieran vestidos) . El público tiene derecho a expresarse y como el cliente, siempre tiene la razón, pero debería haber un mínimo de educación, es un acuerdo tácito. A mi, si el espectáculo no me gusta, no lo aplaudo. Si me gusta poco, aplaudo poco y si me gusta mucho aplaudo mucho. Tampoco me levanto a desgarrarme la garganta gritando bravo, bravísmo, porque los excesos y extremos no me van y yo soy una chica muy comedida, pero creo que los artistas merecen un respeto mínimo y abuchearlos y avergonzarlos en la noche de su estreno es irrespetuoso, aparte de que dice mucho de nostros como público. ¿No estáis de acuerdo con esta, vuestra servidora Susy?

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo, el espectáculo sea el que sea no debe abuchearse nunca simplemente con aplausos sordos los artistas se dan por enterados. No me imagino a los pobres bailarines después de haber puesto su esfuerzo en ensayos y su sudor recibir abucheos por parte del público. Quien va a ver a Decouflé sabe que está en continuo evolución y si uno entiende de arte sabe que puede esperar siempre sorprsas,a eso le llamo yo falta de respeto, sinceramente no creo que entre este tipo de público estuvieran ex-bailarines, o bailarines o actores o artistas en general , pues el que es artista sabe que siempre puede estar bajo la dirección de un guión o una coregrafia que no le guste y lo intenta hacer lo mejor posible, solo por eso no merecen ser abucheados...
    Pero claro a Mozart también se le abucheó ...

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