viernes, 21 de mayo de 2010

MÁS DIFÍCIL TODAVÏA


Debilidades vuestra Susy tiene, algunas inconfesables, pero la que profeso al nuevo circo la puedo hacer pública sin manchar mi reputación. Y es que, circo y danza están cada vez más cerca, son cada vez más hermanos, y en consecuencia más próximos a mi, que soy capaz de asimilar "toda la danza cada dos meses" como dice mi eslogan. Y si no lo créeis id a ver el peculiar espectáculo Le Grand C, que la compañía francesa XY presenta en el Festival de Otoño en Primavera, de Madrid. Atrás, bien atrás, quedaron aquellas carpas con olor a elefante revolcao y los números patéticos de perritos danzarines y domadores de tigres famélicos. Y no estoy hablando tampoco del deslumbrante show conceptual (y carísimo) de Cirque Du Soleil. El circo más auténtico baja hoy por caminos inexplorados y los 16 chicos de XY han sabido dar en la diana con un espectáculo novedoso, en el que despoja al circo de payasos, chistes, animales, trajes, lentejuelas y toda parafernalia espectacular, quedándose con lo esencial. Y cuando digo esencial, es esencial, aunque eso sí, permanece, más vigente que nunca, el más difícil todavía. No hay aquí ni música de feria, ni grandes artilugios, ni brillos ni trajs de colorines con purpurina. En un acto severo, parco, seco y casi minimalista, los integrantes se presentan con lo que tienen: sus cuerpos insólitos que ejecutan proezas a un ritmo más bien acompasado, lleno de silencios, una verdadera novedad porque casi todo los circos, por muy vanguardistas que sean, todos chillan y hacen ruido. Pues estos no. Con verdadera parsimonia, como un circo zen, nos van mostrando lo que son capaces de hacer. Empiezan con pequeñas torres humanas y terminan con verderos rascacielos de gente, y, ay dios, con aquellas chicas volando por los aires, cayendo tan panchas y precisas con sus pies en las manos de sus fornidos compañeros. De infarto al miocardio. El mismo Circo Price que hoy les acoge hace semanas trajo otro prodigio del nuevo circo francés, unos chicos delirantes llamados Los siete dedos de la mano y ahora, también dentro de este festival otoñal con sol de primavera que parece de verano, el lunes próximo nos trae otra modalidad a la que hay que estar muy atentos: el circo gamberro de los australianos de Propaganda. Expectativas no faltan pues los australianos fueron precursores del circo de vanguardia, incluso antes que los del Circo del Sol con formaciones tan estrafalarias como Circus Oz que, ya en los setenta, se burlaba incluso de su idiosinracia nacional con un canguro que literalmente intentaba violar al payaso..... ¡hala, iros al circo!

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