martes, 18 de mayo de 2010

NIEVE BLANCA EN LA SALA VERDE


Por alguna extraña e inexplicable razón, Madrid tiene deudas importantes con la danza europea en general y la belga en particular. Por insólito que os parezca, la compañía Rosas de la megareputada Anne Teresa de Keersmaeker no había venido nunca a esta ciudad hasta el otoño pasado, cuando ya era de lo más conocida, familiar y aplaudida por catalanes y andaluces, por citar dos asiduos (volverá a Barcelona este verano para presentar su novísimo trabajo en el Festival Grec).... pero poco a poco la ciudad salda sus deudas y mañana llegarán por primera vez los chicos de Peeping Tom que también han girado por medio país excepto la capital. Los trae el Festival de Otoño en Primavera con una obra de Invierno (Dios mío, que esto parece Vivaldi) a la sala verde de los Teatros del Canal con 32 Rue Vandenbranden, una obra de lo más blanca (y ahora nos parecemos a Mondrian con tanto color). Aunque belga, la compañía la lidera una argentina, Gabriela Carrizo, y un francés, Franck Chartier, que se conocieron en Les Ballets C de la B, cuya estética se les quedó pegada. Son una compañía muy joven y vital, y es una pena que lleguen a Madrid sin que el público conozca su más insólita producción: la trilogía sobre una familia venida a menos desplegada en tres coreografías de infarto: Le Jardin, Le Salon y Le Sous Sol, que hizo chillar de puro placer y emoción a catalanes, andaluces y asturianos, por citar tres. Pero da igual, 32 Rue Vandenbranden es una experiencia emocionante y gélida que se desarrolla en un paisaje nevado, en el que hay un caserío paupérrimo. Buena parte de la acción transcurre dentro de las casas y nosotros, como mirones, vemos lo que sucede a través de las ventanas. Se ha inspirado en la película japonesa La balada de Narayama, de Imamura, pero de eso queda poco, apenas el paisaje helado y el tono ritual. Id a verla y contadme vuestra experiencia. Estará hasta el 22....

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